Y fue fácil para mi ponerme delantal blanco, acompañar a mi mamá y transitar por el hospital disfrazada de enfermera, lo difícil fue sumergirme entre tanta gente, entre los peores casos como el de esta mañana… y lo más difícil fue morderme la lengua para no llorar al ver como los otros sufren. Su nombre es Brígida tiene alrededor de 70 años y está postrada, actualmente con una fractura en su cadera, tiene una hija de 57 años que padece síndrome de down y no habla, hace días cayo en la UCI por una neumonía, está muy mal, ambas viven en el volcán y no tienen más familiares que a ellas mismas. Brígida lo único que desea es que su hija viva y hoy lo hace gracias a los tubos y esas cosas.
No sé como esta repartida la torta, debe ser de una forma similar a las riquezas… y yo quejándome por un kilo de más o por un permiso de menos. No digo que mis problemas no sean importantes, porque todo es importante en cada vida distinta. Es solo que no me explico como puede existir tanta diferencia marcada como siempre por lo material y además fuertemente determinada por suerte, Cada vez creo que la vida es más extraña y que no todo tiene un porque, pero aun no encuentro forma de expresar que hay vidas que no se pueden llamar vidas, que hay gente que sigue luchando cuando yo y muchos otras ya nos hubiéramos rendido, ¿es que en verdad tienen motivos?
Hoy sufrí por otro, por qué no soporte ver el dolor en los ojos, por que no me explicaba como se puede vivir así, por que quise abrazar con fuerza a alguien que no conocía, sufro por que no entiendo, porque aún reina la inconclusión.
No comments:
Post a Comment